martes, 21 de diciembre de 2010

Esculturas para parques infantiles o cómo evitar el ataque del tontolavoide fascineroso.



El error más importante que comete un escultor al hacer su primer parque infantil, es creer que los niños son seres querubínicos que van a jugar en su parque del mismo modo que un angelillo juega en su nube. Error. Error fatal. Los niños son unos cabroncetes. Y las cosas hay que diseñarlas en consecuencia.


Un delincuente puede estar una semana tratando de destripar un columpio. Al final se cansa y desiste.Un niño no tarda ni quince minutos en descubrir la debilidad estructural del columpio. Quince segundos después el columpio está en el suelo. Y si el niño se ha hecho con un mechero, el columpio, aunque sea de hierro, estará ardiendo. No es talento. Es la habilidad natural de cualquier humano en su tierna infancia.


Un parque infantil, en consecuencia, ha de estar diseñado a prueba de tontolaváceo fascineroso, ese ser mutante escondido dentro de cada niño, y que antes o después se manifestará.


No es una película de miedo. Es el día a día de la infancia. Esa tierna edad. Los maestros lo saben, aunque no lo dicen.




(Ilustraciones: esculturas del parque infantil en el club de padel Indalo, Vera, Almería).



domingo, 5 de diciembre de 2010

El medio de la mitad: El otro lado de la cuestión.

Buenas, soy Glú-Glú-5, el primo tonto y basto de Glú-glú-7. Nosotros no nos extinguimos. Qué va. Si somos miles de millones. Y cada uno más tonto y más basto que el anterior. Así pasa, que crecemos como la espuma del mar.


La gente dice que vaya una vida tonta que llevamos, sin sustancia, ahí en el mar, pa arriba y pa abajo, comiendo algas, sin más fundamento. No se. No sabría decir si es una vida exquisita o qué.


La verdad, no se a qué viene la manía de hablar mal de los tontos. Si lo somos todos. La tontería es inane, inodora, indolora, insípida. No da frío, ni calor, ni protege, ni ataca. No muerde. Si la tontería no estuviera tan bien los miles de millones de seres que existen en el planeta no serían tontos del culo. ¿Entonces a qué viene hablar mal de ellos?

Si hay un listo ahí fuera que de un paso al frente y me lo explique. Que seguro que no lo voy a entender.


(Ilustraciones: mural mosaico azulejos y esgrafiados sobre estuco de cal natural en el club de padel Indalo de Vera, Almería).

sábado, 4 de diciembre de 2010

Flatulencia y Rencor. Epistemología quiliquicoide de ná.


Una clínica alcarreña especializada en desviaciones flatulentas ha puesto en marcha una innovadora terapia de adelgazamiento: perder peso a disgustos.

La idea de enmagrecer a sofocos es sencilla, pero genial: no todo el mundo tiene fuerza de voluntad para llevar una dieta. Casi nadie, más bien. En cambio, casi todo el mundo tiene la capacidad de abatirse si se le muere un padre. O al menos una parte significativa de las personas preguntadas. Pues bien, a ese sector específico de la población va dirigida la terapia.


El cliente se encierra en la clínica, aislado del exterior, y se le comunican diariamente noticias horribles cuyo carácter doloroso va aumentando conforme avanza la terapia. Primero se le dice que se le ha muerto el gato. Esto es un aperitivo, pues casi nadie tiene gato y apenas le va a afectar.


Al día siguiente se le comunica que a su cuñado le han nombrado persona inteligente del año. Eso ya duele de verdad. Luego viene que su madre se ha fugado con un negro. Que su padre se ha echo animista y reza a las moscas. Que le han embargado la casa, los bienes y los hijos. Todo esto se realiza con imágenes virtuales de gran verismo y actores profesionales, que lo hacen completamente creíble. Es como Gran Hermano, pero todavía más cutre y más doloroso.

Los kilos desaparecen conforme el enfermo se entrega al dolor y la desesperación. Cuando ya ha perdido los kilos estipulados en el contrato, un sicólogo titulado en un país del Primer Mundo le devuelve a la realidad: el cuñado no es tan listo, los padres siguen igual, los hijos, la hipoteca... Y ála, a disfrutar de la línea. Piazo invento.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Herencia y destino. Ucronías disímiles.

Buenas. Soy Glú-glú-7. O como dicen ustedes en su ridículo sistema fónico: soy un pez. La razón de dirigirme a ustedes, humanos, en su despreciable sistema de comunicación es que me extingo. Bueno, yo, y todos los míos. Soy el último representante vivo de la especie más evolucionada e inteligente del sistema solar. El pez mendrugo, como lo llamaban ustedes. Hay que ver. Nosotros, que hemos hecho avances en todos los órdenes del conocimiento, que hemos descubierto miles de Universos paralelos, que hemos llevado las artes, las ciencias y las relaciones interpiscícolas hasta extremos de evolución tras los cuales sólo cabía la regresión a la estulticia. Nosotros, sabios entre sabios, practicantes de heroicas virtudes, cuya existencia discurrió íntegramente dedicada al estudio, a la contemplación de lo Absoluto, y a la capacitación personal. Que no hicimos nada material para no contaminarnos con la mediocridad. Nosotros, seres perfectos, maravillosos, íntegros y acuáticos. Nosotros nos extinguimos. En cambio ustedes, maldita raza de sub-ratas oligofrénicas que no hacen nada de provecho en todo el santo día excepto expeler metano. Ustedes, bestias inmundas que no tienen otro pasatiempo ni inquietud que fertilizarse unos a otros, y son miles de millones y ni uno sólo vale el metano que expele. Ustedes permanecerán.

Estas son las ironías del destino. Nosotros ya lo sabíamos, claro, que para eso éramos tan sabios. Pero jode lo mismo: el basto permanece, el fino se diluye. Asco de Universo.

¿Y para qué me pongo en contacto con ustedes, maldita sub-especie de macacos irracionales? Pues para transmitirles algo de mi inmensa ciencia. Que no perezca conmigo. Que haya al menos alguna sub-especie macacoide a quien le aproveche. No es la primera vez que les echamos una mano: ya le pasamos a los egipcios la fórmula de la pirámide. A Billy Wilder le chivamos el final de "con faldas y a lo loco". Y así siempre. Bueno, va, que me enrrollo y me muero y no acabo. A lo que iba. ¿Cuál es el sentido del Universo? Es muy fácil. Se trata de que... ¡AG!, me he tragado una espina, me ahogo, maldición, qué muerte más espantosa para el ser más inteligente de la Creación. Socoggggo...

(ilustraciones: vidrieras de vidrio pintado con colores de tercer fuego).

jueves, 2 de diciembre de 2010

Pedro el bueno, el lobo mejor y el Papa malo. Cuento y fresco.


Semiólogos de verbo fino y ajustado, eruditos de amplio espectro, aliòpatas, iconoclastas, especialistas en frenillo y lenguaje-reflejo, en fín, gente bien intencionada de todo el mundo se ha reunido en un congreso para reinvindicar la figura de Pedro, el pastorcillo del cuento de Pedro y el Lobo, aquel cabroncete que alarmaba a las gentes de su pueblo diciendo que venía el lobo y era mentira. Ya se sabe cómo sigue el cuento, un día llegó el lobo de verdad y nadie le creyó.

Pues bien, estos señores tan serios y tan sabios han demostrado tras semanas de revisión documental, explayación teórica y euristicación del patrimonio oral, que Pedro, el pastorcillo, no era malo ni mentiroso. Era un tartamudo estructural. Y así ha quedado todo aclarado: Pedro no era mentiroso, era un gracioso, aunque tartamudo estructural, de modo que cuando fue la primera vez al pueblo gritando que venía el lobo, simplemente estaba haciendo una gracia. Y las siguientes veces que lo dijo, en días sucesivos, no fueron mentiras propiamente dichas, sino reflejos involuntarios de ese tartamudeo estructural. O sea, que el pobrecillo, en lugar de tartamudear de seguido, lo hacía a ratos, un poco cada día. Y cuando cada día decía que venía el lobo en realidad era un trozo de tartamudeo residual de la primera vez que lo dijo.
Con lo cual ha quedado demostrado de forma irrebatible que Pedro era bueno. Un incomprendido, además.

Para el siguiente congreso se prevé rehabilitar la figura del lobo. Ya se han avanzado los trabajos preliminares que van en esa dirección y los argumentos son completamente irrebatibles. No es que el lobo sea malo, no, que era buenísimo. Es que cualquier padre responsable debiera ofrecer la mano de sus hijas al lobo antes que a cualquier reyezucho de ná.



A algunos, escépticos, nos sorprende esta ola de buenismo primisecular. Es que todo el mundo es bueno: buenos, malos, santos, asesinos, marcianos, alsacianos, mosquitos de la sarna... Todo el mundo es bueno. Menos el Papa. A ese hay que darle leña. ¿Porqué?

Esto no hay congreso mundial que lo resuelva.

(Ilustraciones: Pintura mural al fresco, esgrafiado.)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El apasionante mundo de las hormigas, cuento incluido en una escultura de botella.


Un entusiasta de las hormigas, paseando distraídamente por un museo de arte contemporáneo se estampa contra un muro de botellas de vidrio, liberando al genio que lleva dentro. El genio, qué remedio, le concede un deseo. El hombre, sin dudarlo, pide llevar exoesqueleto y ser isodáctilo.

- ¿isoqué? -pregunta, escamado, el genio, que en cuestiones de ciencia no lo es tanto-.
- isodáctilo: o sea, tener todos los dedos iguales.

El genio está acostumbrado a que la gente le pida palacios de cristal, montañas de oro y princesas lujuriosas. Nadie hasta ahora le ha pedido deseos cultos ni científicos. Está perdido, no sabe cómo obrar.

- un exoesqueleto -dice el entomólogo aficionado, viendo la perplejidad del genio- es la cáscara que tienen algunos invertebrados, que hace la función de nuestros huesos. Es un diseño evolutivo netamente superior: piense usted que las hormigas representan el 20% de la biomasa total del planeta. El futuro, como el presente, es de las hormigas.
- ¿y lo de ser isodáctilo?¿También tiene que ver con un diseño evolutivo superior?
- no, qué va. Lo de ser isodáctilo es un capricho. Por darme el gusto.

Total, que el genio le concede la igualdad de los dedos y el exoesqueleto. Pero el genio, que no tiene estudios, desconoce la ley de proporción de Galileo (o sea, que si el tamaño es el doble, el volumen resultante no será el doble, sino el triple), le crea un caparazón en el que el hombre queda fatalmente aplastado.


Quiere el destino que en ese momento pase un circo amenizando a los bostezantes visitantes del museo. El empresario del circo, al ver a aquel hombre con caparazón, lo secuestra y lo exhibe a perpetuidad junto a la mujer barbuda, el enano gigante y el mono cuántico.

Años después muere en su jaula, de melancolía, el otrora apasionado de las hormigas. Su diseño evolutivo superior ha resultado un timo. Quizás si el Genio hubiera comprendido la ley de Galileo otro gallo le hubiera cantado.

Pese a los intentos contemporáneos por beatificarle no está claro que sea un mártir de la Ciencia. Es más bien un enterao. Un apóstol de las desdichas del vertebralismo. Su intento de comprobar la superioridad moral de las hormigas ha sido en vano.


(Ilustraciones: pared de botellas de vidrio y cemento. En construcción, todavía. Priego)

sábado, 20 de noviembre de 2010

Virtud, verdad y olvido.



Cuando el estrangulador de Alpedrete descubrió que era adoptado, su mundo se le vino abajo. La vida, tal como la había conocido, con sus valores sólidos y eternos, su albedrío voluntario, el crímen libre y organizado, la permanencia de lo Absoluto y la Inevitabilidad de lo Preestablecido, todo, todo se esfumó en la nada sin dejar rastro.


A semejanza del Quijote, se adentró en la sierra a hacer penitencia: rasgó sus vestiduras, hizo el pino, compuso versos malos y desesperados, comió hierbas y otras majaderías del género penitencial. No somos nada, todo es vanidad, dicen que dijo, antes de perderse entre los matojos para no volver jamás.

Se rumorea que lo han visto en Angola, dirigiendo un horfanato de hombres-mono. Otros aseguran que está en el Polo tratando de reconciliar al hombre con las focas. Hay quien asegura que uno que está en Filipinas arengando a los mandriles de un zoo se le parece bastante. Sea cual sea su paradero actual, todos están de acuerdo que no es la misma persona, que a través del desengaño ha llegado a la Virtud. Y que trabaja denodadamente por disminuir su huella personal de monóxido de carbono.

La Virtud tiene extraños caminos para manifestarse.



Técnica de las ilustraciones: pintura al fresco y esgrafiados sobre soportes murarios portátiles.


viernes, 19 de noviembre de 2010

Pintura mural. Pictogramas.

Resto de obra (procedente del derribo de la chimenea de Priego), sobre el cual se ha ejecutado con la técnica clásica del fresco un par de torsos en plan pictograma basto.



Pequeña escultura de cemento policromada en cuyo reverso se ha ejecutado una minùscula pintura al fresco.

El Muro. Pintura mural, virtud y resignación.



No estoy en paz
Estoy tranquila
Que no es lo mismo.


O sea, que buscamos y buscamos y nada. Y al final una se cansa y se resigna con lo que tiene. No es la paz. Es la tranquilidad. El último refugio de la eva derrotada.

Técnica de los murales: pintura al fresco sobre pequeño soporte mural.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La visita del Papa a Barcelona y lo demodé. Bajorrelieve al fresco.

Si el Papa fuera políticamente correcto, yupibien, y fashion de la muerte, llevaría camisetas del no a la guerra, tomaría comida macrobiótica liofilizada, que le equilibraran el yin y el yan, adoptaría un gato afgano callejero y llevaría un pendiente en la nariz y otro en las pelotas. Y por supuesto, protestaría por la visita del Papa a Barcelona.
Pero el Papa no es moderno y no hace el indio. Hace de Papa. Es lo que hay. Cachis.
Ilustración: relieve de estuco policromado sobre mural portàtil al fresco pompeyano. ¡Ála!

Escultura de estuco y policromía.

Que las esculturas sean monocromas es moda harto reciente. Se principió en el Renacimiento, y se generalizó en el Neoclasicismo. O sea, ayer. El mundo antiguo siempre tuvo color. El color es vida. La vida no se sabe qué es, pero esa es otra cuestión.
Las cosas se complican cuando se pretende pintar con la técnica del fresco, ejecutando bajorrelieves de estuco y dándoles color. Es más difícil captar los matices de las esculturas.
Pero eso ya pasaba en los relieves de las catedrales, los templos griegos... que en su día estaban completamente policromados. Por lo que en el fondo, supongo, se trata de un problema cultural. Nos hemos acostumbrado a mirar en monocromo. Qué horror.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Opiniones sobre escultura y cemento.

Pese a sus problemas de dicciòn (tiene frenillo y lengua bìfida, que se la mordiò de chico y no se le volviò a pegar), Utopìo Pestifloro sostiene una opiniòn, la contraria y a menudo las dos a la vez. Y cuidado con llevarle la contraria: Utopìo Pestifloro, al contrario que otros intelectuales, arrea. Y fuerte.
Sobre la escultura en cemento, por ejemplo, sostiene que es un material menor, un subproducto delicuescente y peyorativo de la sociedad postindustrial.

Ignora el bìfido de Utopìo que con los nuevos materiales, las fibras de vidrio, polipropileno, las resinas y otras adiciones, el cemento tiene un rango de aplicaciòn que sobrepasa con ventaja a casi la totalidad de los materiales escultòricos actuales.

Icaro y Dedala, igualdad cementicia.


La comisión para la relativización del género y la distribución participativa e igualitaria de las identidades sexuales, magnífica expresión de democracia animal, está constituida por un burro, una vaca, una cochinilla almizclera, un piazo pedernal, único representante del reino animal, y una colonia sardónica de ectoplasmas macilentos. Su misión es cambiar el mundo, su trabajo pendiente, inmenso, y su empeño, inasequible al desaliento.La subcomisión para la instauración de valores cívicos y universales en el Arte, subdelegación segunda de la benemérita comisión, tiene la saludable misión de instaurar el buenismo entre artistas malinformados. Una visita de la prestigiosa subcomisión a los talleres de Tinajas (Capital de la Escultura), nos mostrará los desvelos de sus trabajos: Habiendo descubierto in situ que uno de los escultores trabajaba en una pieza en cemento, titulada Icaro y Dédalo, se le explicó que lo políticamente correcto era que no hubiera tanto protagonismo del hombre, que había que repartir cota de poder. Que por lo menos uno de las dos figuras fuera mujer. O maricón. O las dos.
A instancias de esta prestigiosa subcomisión, el célebre grupo escultórico Icaro y Dédalo pasará a llamarse Icaro y Dédala. Agradecemos pùblicamente la sensibilidad de los artistas alcarreños para la consolidaciòn de la identidad participativa de género.

martes, 26 de octubre de 2010

Correción linguístico-sexista en la selva.

Jo, le dice el boo a la boa, desde que nos han corregido lingüísticamente, estoy como que no me encuentro, no se si me explico. Como que no soy yo mismo


- oye -pregunta, intrigada la boa-, si pasara a tu lado la Ministra de Igualdad ¿tú te la comerías?
- ¡toma, claro! -responde el boo-
- ¿después de todo lo que ha hecho por definirte con corrección?
- precisamente.

El Coto contado a los niños.

Estimados amiguitos: Me dice Luis, amo y señor del Coto, que las explicaciones que dí sobre el significado de las figuras del Coto eran harto misántropas y daban miedo. Que si podía ser algo menos violento. Bueno. Lo intentaré. Haré como que soy el delegado de la Alianza de las Civilizaciones en la ONU y he de perorar sobre la bondad primordial del hombre, la exquisita equidistancia interracial y cualquiera de esas tonterías. Va.
Adorados amiguitos: la primera figura que contemplamos, según nos situamos ante la puerta de tan apetitoso establecimiento es la figura de Babilonia, la gran ramera. Bien ¿y qué es una ramera, os preguntaréis, con apropiada ingenuidad? Veréis: una ramera es una mujer que sin ser la mujer de nadie es la mujer de muchos. ¿Que tampoco lo entendéis? Bueno, ni vosotros ni nadie. Veréis: habéis de saber, impresionables criaturas, que la adultez es la etapa de la vida en la que uno renuncia a saber, comprender y hacer preguntas.
Es decir, la diferencia entre un niño y un adulto es que el adulto no hace preguntas. Acepta.


domingo, 17 de octubre de 2010

Lecciones de la Historia: El regalo de cumpleaños y las guerras púnicas.


Cuando Amílcar compró un elefante para regalárselo a su hijo Haníbal, al ir a pagar pensó que quizás se había precipitado. El niño tenía dos años, no sabía conducir, siquiera una trirreme, y basto y pillo como era, podía armar alguna pifia con el paquidermo. Pensó entonces en devolverlo, pero ya era tarde: le habían envuelto el elefante en papel regalo, habían tenido que drogar al animal para que se dejara envolver, habían gastado en ello todo el papel regalo de Cartago, y el dependiente, un esclavo romano malencarado, tenía esa cara de decir "como me hagas desenvolver el paquidermo, con lo que me ha costado forrarlo, te invado, te masacro y no dejo piedra sobre piedra de tu condenada villa".
Amílcar, impertérrito, cambió de idea, compró un sonajero de madera y devolvió el bicho. Haníbal se quedó sin elefante, que era lo que más deseaba en el mundo. Juró que algún día tendría, no uno, sino ochenta, e iría con ellos por donde le pluguiera, a la playa o a la montaña. Donde fuera.
El esclavo romano, un tal Escipión, juraba en arameo mientras desembalaba al elefante que algún día se la pagarían aquellos indecisos cartagineses.
Y así empezó la II Guerra Púnica. Con un desafortunado día de compras en el Mercado.

La Masa y la crisis. No cabrearse.

La Masa y el Maso se han casado. Han tenido Masitos y Masitas y viven en una masía. Mas no tienen luces, no han estudiado y trabajan en el negocio de la construcción. El Maso pone ladrillos y la Masa le amasa el mortero. Cuando el Maso se queda sin material le dice a la Masa: "Pásame masa". Ella, que no es lista, se revuelve y le contesta: "oye, que esta servidora tiene nombre, más respeto". El otro, que tiene aún menos luces y peor genio, se cabrea de que cada vez que él le pide masa ella le monte el pollo. Se pone verde y la lía. Ella se enoja, se cabrea más, verdea como una verdura supervitaminada y ála, a regañar. Comienzan a darse de puños, a tirarse columnas, arquitrabes, ménsulas, frontones. No dejan una cariátide ilesa. No queda ni un ladrillo intacto. Luego se les pasa el cabreo, pero ya es demasiado tarde. La casa ha quedado reducida a escombros y ellos han sido expulsados del trabajo.

Antes de la crisis se contrataba a cualquiera porque había trabajo para todos. Pero ahora la gente se lo piensa más, puede elegir y así pasa, que nadie les quiere contratar. Han decidido ir al siquiatra a ver si les puede rebajar su nivel de tensión y no andar todo el día poniéndose verdes unos a otros.