Las cosas se complican cuando se pretende pintar con la técnica del fresco, ejecutando bajorrelieves de estuco y dándoles color. Es más difícil captar los matices de las esculturas.
Pero eso ya pasaba en los relieves de las catedrales, los templos griegos... que en su día estaban completamente policromados. Por lo que en el fondo, supongo, se trata de un problema cultural. Nos hemos acostumbrado a mirar en monocromo. Qué horror.
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