martes, 26 de octubre de 2010

El Coto contado a los niños.

Estimados amiguitos: Me dice Luis, amo y señor del Coto, que las explicaciones que dí sobre el significado de las figuras del Coto eran harto misántropas y daban miedo. Que si podía ser algo menos violento. Bueno. Lo intentaré. Haré como que soy el delegado de la Alianza de las Civilizaciones en la ONU y he de perorar sobre la bondad primordial del hombre, la exquisita equidistancia interracial y cualquiera de esas tonterías. Va.
Adorados amiguitos: la primera figura que contemplamos, según nos situamos ante la puerta de tan apetitoso establecimiento es la figura de Babilonia, la gran ramera. Bien ¿y qué es una ramera, os preguntaréis, con apropiada ingenuidad? Veréis: una ramera es una mujer que sin ser la mujer de nadie es la mujer de muchos. ¿Que tampoco lo entendéis? Bueno, ni vosotros ni nadie. Veréis: habéis de saber, impresionables criaturas, que la adultez es la etapa de la vida en la que uno renuncia a saber, comprender y hacer preguntas.
Es decir, la diferencia entre un niño y un adulto es que el adulto no hace preguntas. Acepta.


2 comentarios:

  1. Oprobios losmínimos26 de octubre de 2010, 20:00

    ¿Y no sería más apropiado decir, si de un discurso para niños se trata, que una ramera es una mujer que recoge ramas del campo? Es lo que hubiera dicho Walt Dysney, el verdadero amigo de los niños.

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  2. También alguien que se va por las ramas podría ser ramera. Tarzán mismo, sin ir más lejos. O la Mona Chita.

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