viernes, 25 de junio de 2010

Callejero cerámico.


Lo más difícil de hacer un callejero cerámico es tratar de darle algún interés a calles de nombres anodinos, que por lo general son las más. Es muy de lamentar que los alcaldes, con una total carencia de celo manicomial no pongan a sus calles nombres tan atractivos (para que el ceramista se sienta inspirado, se entiende) como calle del Androide Ojeroso, de la Sicofonía Mística, del Sarraceno Atribulado.... hay tantas y tan sorprendentes realidades dignas de ser pintadas que el pintor de azulejos se atribula cuando, por enésima vez, tiene que hacer un callejero con las consabidas calle nueva, calle vieja... en fín.


El proyecto de callejero cerámico de Gascueña, aún inconcluso, tiene una variante original: además de dar nombres a las calles, reseña los hechos históricos y folklóricos del lugar, que son muchos y atractivos.

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