sábado, 29 de mayo de 2010

La navaja de Occam


Pasean dos científicos locos por las desnudas lomas de la Alcarria. Como no tienen de qué hablar, discuten tratando de rebatir el principio de la navaja de Occam con argumentos de geometría sicosocial. Uno de ellos, no habiendo más objeto ni matojo en el horizonte que un cerdo tránsfuga de la pocilga, señalándolo, comenta:

- traza una línea del orto que pase asintóticamente por ese cerdo turulato de ahí y concluya en el nadir, divídelo en grados heptagesimales por las veces que el cociente de la derivada de...

El cerdo, Bruno, que parece que no, pero que les está escuchando, gruñe, complacido:

- ¡vaya! ¡ de modo que soy un cerdo asintótico y turulato! Lo de turulato ya lo sabía, pues va en mi naturaleza. Pero lo de asintónico no. Mola.

No quiere escuchar más de aquel discurso y se encamina orgulloso a la corte, a pasearse en plan asintótico y turulato.
Pronto cunde la noticia del estilo de Bruno, pues el mismo no para de pavonearse, hozando en todos los cenagales que encuentra.

- es que es un cerdo asintótico y turulato, dicen los unos a los otros, con una pizca de envidia, cuando le ven pasar, ufano, frente a ellos.

Bruno es la sensación de la piara. Todos saben que es un cerdo asintótico y turulato. Nadie sabe que es eso de asintótico, pero da igual. Es asintótico, que es algo que ellos no son y eso siempre da prestigio y relevancia social.

Moraleja: O tempora O mores. O no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario