miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sobre la escultura y el yeso.

En escultura el yeso es un material que de primeras genera rechazo. Es un trabajo sucio. Como disparar a una anciana al cruzar el semáforo. Lo haces, si no te queda otra. Pero preferirías estar en otros berenjenales.

Luego, en cuanto uno se acostumbra empieza a encontrarle las ventajas (al yeso, no tanto, supongo, a ir disparando a ancianas). La principal: que es un material ultrarápido, que exige destreza manual, ideas claras y oficio. Eso le asemeja a las virtudes de la pintura. Sobre todo de la pintura que es buena: la realizada con oficio. Y fundamento.
No es un material final, porque las ideas no lo son: son cosas que pasan por la cabeza y que cuando quieres atraparlas ya están en otro lado, en otra manifestación, con un sentido muy diferente al que a ti se te presentaron.

Bien pensado el yeso (y en cierto modo disparar a las ancianas), es un material contemporáneo.

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