sábado, 11 de septiembre de 2010

El Congreso de hombres sabios.

Un hombre gris quería cambiar el mundo. A mejor. Supongo. Como no había trabajado en su vida hizo lo que hace este tipo de gente. Convocar un Congreso Mundial y Universal de la Alianza Intergaláctica de Seres Uni o Multicelulares. Que vinieran los sabios del mundo y aportaran sus ideas.

Al llamado acudieron funcionarios de todas partes. Durante semanas discutieron sobre temas vitales, haciendo aportaciones que pasmaron al Universo. Entre otras, se fundó la Alianza de las Civilizaciones Filófilas , aprobando por unanimidad el ingreso de razas alienígenas pendencieras. Se discutió la validez legal del matrimonio entre seres embrionarios univitelinos y oligoelementos venusianos. Se declaró superada la ética de seres tridimensionales y su ridícula ley de gravitación universal, invitando a los seres vivos a explorar sus dimensiones complementarias. Se creó la figura del Archipámpano de Antioquía, que aunque no tenía de momento funciones específicas, se le dotó con un sueldo millonario de acuerdo a su importancia futura.

Cuando terminó el Congreso, los funcionarios regresaron a sus sinecuras, con el cheque en la cartera y la satisfacción del trabajo realizado. El hombre gris no quedó solo. En su mano tenía el papel, firmado por todos los sabios asistentes, en el que se rubricaba los acuerdos alcanzados. Entonces, emocionado, alzó su mirada a las estrellas, pensando que, evidentemente, desde aquel día el Universo era un poco mejor. Porque todos habían pensado que, efectivamente, el mundo podía ser un poco mejor.

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