sábado, 20 de febrero de 2010

Kronos explicado.




El mural de Paula-Jose-Carlos, representa, como su propio nombre indica, momentos estelares de la Pre-Humanidad. Más concretamente a Khronos, el Dios griego del tiempo, a su vera una semisombra, su compañera en la eonidad, Ananké, alias la Inevitabilidad.

Khronos lleva en su mano una hoz de pedernal, instrumento con el que se hará famoso Kronos II, (con él capará a su padre), que es, o se me figura serlo, una de las mejores representaciones del paso del tiempo: el instrumento con el que siegan bajo tus piés cuanto osa levantarse en este mundo condenado a la liviandad.

A la izquierda de la pareja primera de dioses está la pareja primera de humanos, Epimeteo y Pandora. Se les representa con un par de borrones, pues eso es lo que son, un cero a la izquierda en la primera línea del Libro de la Historia de la Humanidad.

Se empezó escribiendo torcido, y ya no se ha sabido cómo enderezarlo. Los griegos antiguos eran muy modernos en esto del pesimismo antropológico. O nosotros somos muy antiguos.

Bajo la borrosa pareja de papis primitivos está, tumbado, el ángel de la Historia. Viste de túnica garabateada, donde se contienen los hechos y dichos de la gente. Es borroso, no se lee nada. Como corresponde a tan pretencioso bicho alado.


El mural de la izquierda es una pequeña sátira de esos lamentables túmulos pictórico-hagiográficos que mentes paletas en provincias deprimidas levantan para exaltación de sus ridículas posaderas.

Como es más eructo conceptual que mitología canónica, omitimos la exégesis del mismo.

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