Leer es un placer de múltiples facetas: la caza y captura del libro deseado, el hallazgo inesperado, la incorporación a la colección particular... todo un ceremonial que se amplía con insospechados registros. Uno imprescindible en todo amante de los libros es el exlibris. Gabriel, por ejemplo, no tendría más de un año cuando tuvo el suyo [y Jimena 3], pero ya estaba claro que lo suyo, como lo de sus papis y sus supertíos, es la lectura [y la tenencia compulsiva] de libros.
martes, 5 de enero de 2010
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